sábado, 27 de octubre de 2012

Talentos sin miedo a emigrar

La Agencia Federal de Empleo germana recluta en Valladolid a ingenieros, enfermeras, mecánicos...

En las empresas españolas, de entrada, no caen bien los candidatos que acuden a una entrevista de trabajo con traje y corbata. Los jefes de personal se mofan de ellos con miraditas que dicen '¿te has pensado que vienes por un puesto de directivo?'. Sin embargo, quienes se presentan vestidos de modo informal a un proceso de selección en una empresa alemana no logran ni siquiera convencer al vigilante de la puerta para que les deje pasar.
La primera parte de esta anécdota la contaron en primera persona dos jóvenes ingenieros vallisoletanos que ayer asistieron a una jornada informativa sobre cómo encontrar empleo en Alemania. La segunda parte fue expuesta por Carlos-Cristiano Schaaf, jurista de la Agencia Federal de Empleo del país germano, que desentrañó para los sesenta jóvenes –y algunos que no lo eran tanto– interesados alguno de los secretos que necesitan saber todos aquellos que pretendan huir del lúgubre panorama laboral español en dirección a un mercado de trabajo que está dispuesto a recibirles con los brazos abiertos.
Tanto es así, que el propio Schaff manifestaba ayer que había venido a llevarse ya mismo «a todo el que quiera marcharse, siempre que cumpla con los requisitos de cualificación necesarios». En particular buscaba ingenieros industriales, químicos, medioambientales e informáticos, mecánicos, soldadores, torneros, cocineros, recepcionistas y médicos. También, y muy en especial, ingenieros aeroespaciales y enfermeras. Estos ni siquiera debían cumplir con la exigencia de conocer el idioma alemán. «Me consta que a los trabajadores sanitarios incluso les pagan un curso para que lo aprendan una vez que ya están trabajando», explicó Estefanía Trigo, una joven vallisoletana graduada en Enfermería que asistió a la jornada y ya está haciendo las maletas para emigrar al país centroeuropeo.
El Centro de Formación Ocupacional Villabáñez fue el escenario escogido por la Red Europea de la Movilidad Profesional (Eures), que ofrece vacantes de empleo en 31 países, para un acto organizado en colaboración con el Ecyl y el Bundesagentur für Arbeit. La jornada, que se prolongará durante el día de hoy, se centró ayer en cómo elaborar un currículum y una carta de presentación satisfactorios desde el punto de vista de un empleador teutón. «Puede que os parezca que son muy suyos, demasiado formales y con una manera muy estructurada de hacer las cosas –advirtió Schaff a los presentes–, pero son así y quien quiera trabajar allí tendrá que complacerles; al fin y al cabo los Mercedes y los Porches se han inventado en Alemania y no en Rumanía».
Amigos y enemigos
El agente de empleo germano puso a los asistentes sobre el aviso de que «el Departamento de Personal es el enemigo porque, además de tener mucho trabajo, tiene miedo de cometer un error de contratación, de modo que actúa como cortafuegos para la segunda entrevista, la que después hace el jefe». «Os harán preguntas muy malas, estresantes, para pillaros», añadió y, para demostrarles que él había venido como amigo, les previno: «Os pedirán que digáis cuál es vuestro peor defecto y cuál ha sido el mayor fracaso de vuestras vidas; no pasa nada, mentid si es necesario y no olvidéis que hay defectos que para las empresas se vuelven cualidades, como decir que uno es perfeccionista, o impaciente».
El número de españoles que trabajan en Alemania aumentó el 4,5% durante 2011 según Destatis, la Oficina Federal de Estadística del país. Según el INE, a principios de 2012 vivían allí 111.731 españoles. La red Eures de movilidad laboral, integrada por los servicios públicos de empleo de todos los países de la UE más Suiza, Noruega e Islandia, recogía ayer mismo en su página web (ec.europa.eu/eures) 1.260.933 puestos vacantes, de los que 378.207 (de 3.662 empresas) correspondían a Alemania. España apenas oferta 1.340 empleos, pero encabeza la lista de solicitantes de trabajo con currículos registrados en el portal, con 246.738 personas. En total hay 975.135 demandantes y 29.027 empresarios de toda Europa apuntados.
Entre los vallisoletanos que se acercaron a la jornada informativa había como en botica. La mayoría eran jóvenes recién licenciados, a punto de licenciarse, o con una más o menos breve experiencia de paso por el desempleo. Pero también los había mayores de 30, de 40 e, incluso, de 50 años. Uno de ellos se interesó en voz alta por conocer si «las personas que aquí llaman 'overexperienced' (con demasiada experiencia) están allí igual de mal vistos que aquí». «En Alemania la edad no es un problema –respondió Schaff–, solo lo es la falta de cualificación».
Conocer el idioma materno de Angela Merkel también es «súperimportante», en palabras del técnico germano. «Por lo menos hay que ir con un nivel básico, porque no vale decir eso de 'ya lo aprenderé allí'», les recomendó. Tratando de desmontar un mito, defendió que «el alemán no es tan difícil como muchos piensan; solo hay que ponerse a ello». «Empezad ya mismo a ver películas en alemán y subtituladas en alemán; con eso y algún que otro curso, en un año tendréis un nivel B1 o B2 y, de esa manera, encontraréis trabajo... seguro».
«Estoy dispuesto a irme a Alemania, China, o incluso a la Luna si es preciso»
Lo que a unos les falta, a otros les sobra. El folleto que se repartía ayer en la jornada organizada por Eures y el Ecyl bajo el título de '¿Le gustaría trabajar en Alemania?' decía en su portada: «Encuentre empleo de manera rápida y fácil». Parece algo increíble, visto desde la óptica de un país que se encamina hacia los seis millones de parados.
«Estoy dispuesto a irme a Alemania, a China o a la Luna, si hace falta», comenta Mario Corral, un recién licenciado en Ingeniería Industrial que ya está estudiando alemán. No es que haya paladeado las hieles del desempleo, pero tampoco está dispuesto a hacerlo. «Antes, en cuarto o quinto de carrera las empresas ya venían a llamarte, mientras que ahora no encuentras nada ni buscando a jornada completa», explica con elocuencia. Mario encontró la jornada de ayer «demasiado teórica», pero María Reguero, ingeniera técnica industrial, puntualiza que aunque fuese poco práctica, la información proporcionada fue «absolutamente fiel a la realidad de Alemania». Ella lo sabe porque hasta hace un par de meses trabajaba en la delegación de la empresa germana Thyssen en Palencia. Ahora, ante el panorama que se le presenta, se siente preparada para seguir a las órdenes de un jefe germano en territorio desconocido. «No tengo ataduras familiares, cojo mi cobaya y me voy ya mismo», confiesa.
Algo menos lanzado se declara Francisco Peinador, un aparejador que, visto como están las cosas, aprovecha el mortecino estado del mercado laboral español para completar un currículum capaz de impresionar al empresario más exigente, sea del país que sea. Se ha especializado en ingeniería de edificaciones y está a punto de terminar arquitectura, tiene un nivel medio de alemán y domina el inglés y el francés. «No me iría, como dicen algunos, a por cualquier cosa. Creo que eso es un error, hay que saber a dónde, ir bien informado y eligiendo bien el destino».
Para Nuria Mateo, soldadora, «buscar algo desde aquí es complicado». «Pero, ¿cuál es la alternativa? –se pregunta–. ¿Acaso te vas a ir hasta Alemania sin trabajo ni dinero?». Por eso, una jornada como la organizada ayer en Valladolid, con presencia de la Agencia Federal de Empleo germana, es para ella una oportunidad que no puede dejar pasar. «Si de aquí me sale un contrato, como sucedía con los emigrantes de los años 50, ni lo dudo», asegura. Nuria se iría pensando «en ahorrar y esperar que pase la crisis para volver». «Dicen que en 2017, ¿no?».
Mientras siguen las indicaciones del fotógrafo y se colocan para la foto, varios de ellos comentan: «Decid 'leka leka'». Por lo visto es lo que dicen los alemanes en lugar de 'patata'. Puede ser una señal de que no están muy lejos de cambiar la ribera del Duero por la cuenca del Danubio.

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