jueves, 25 de octubre de 2012

¿Puedo explicar mis puntos débiles en una entrevista de trabajo?

Ser demasiado sincero puede acabar con nuestras opciones de obtener el empleo

El éxito de cualquier proceso de selección estriba en convencer al entrevistador de que somos el candidato ideal para la empresa. Ahora bien: ¿debemos aparentar ser perfectos o podemos mostrar abiertamente nuestras debilidades? Aunque hace algunos años se aconsejaba no sacar a relucir ningún defecto personal, incluso si nuestro interlocutor nos preguntaba abiertamente por el tema, lo cierto es que, en la actualidad, los expertos recomiendan ser realistas y honestos con nuestro entrevistador.
En cualquier caso, no hay que perder de vista que ser totalmente sinceros puede ser devastador para nuestras aspiraciones de entrar en la empresa. Por ejemplo, difícilmente nos quedarán opciones de conseguir el puesto ofertado si afirmamos que somos impuntuales, inflexibles o personas poco organizadas. Si el pie del que cojeamos tiene que ver con competencias básicas para el desarrollo de cualquier actividad profesional, más nos vale ahorrarnos la sinceridad.
En cualquier caso, tenemos que estar preparados para que nuestro interlocutor nos pregunte acerca de nuestro talón de Aquiles, ya que ésta es una cuestión cada vez más habitual en las entrevistas de trabajo. Y lo que es más importante: la respuesta jamás debe ser una mentira, sino que hay que optar por maquillar la realidad. A continuación, te damos algunos buenos consejos para hacerlo.
Pasa de puntillas por tus errores. No te recrees detallándolos: dales la menor relevancia posible.
Expón únicamente aquellos defectos que no supongan un impedimento para llevar a cabo tu trabajo. Por ejemplo, nunca digas que eres una persona rencorosa. Eso te apartaría automáticamente del proceso de selección, ya que se trata de un rasgo que puede dificultar el trabajo en equipo. O que eres una persona tímida si quieres trabajar de relaciones públicas.
No menciones aquellos defectos o aspectos difíciles de corregir. Por poner un caso, nunca digas que te aburres enseguida o que necesitas constantemente nuevos desafíos y responsabilidades si el puesto de trabajo es para realizar tareas mecánicas.
Decántate por aquellos defectos que, según cómo, puedan interpretarse como una virtud. Si eres excesivamente puntilloso o perfeccionista, esto te puede hacer salir airoso de esta pregunta.
Subraya siempre tu voluntad de mejorar. Al hablar de tus defectos, es imprescindible que destaques que estás trabajando para superarlos y, si es posible, que apuntes qué plan de acción estás llevando a cabo. Además, no está de más que destaques puntos positivos que contrarresten estas debilidades.
En cualquier caso, estos consejos no funcionarán si no van respaldados de una buena formación académica, capaz de convencer a nuestro entrevistador de que somos los aspirantes idóneos para el puesto. Cursos de idiomas o de especialización, másters, programas de posgrado, títulos de FP, etc. Decantarse por cualquiera de estos estudios será nuestro mejor aval y, al mismo tiempo, el mejor antídoto contra esas facetas que todos debemos mejorar. Y es que, como concluye la película Con faldas y a lo loco, del maestro Billy Wilder, nadie es perfecto.
Fuente: quecursar

No hay comentarios:

Publicar un comentario