lunes, 28 de mayo de 2012

Comprueba que tu idea se convierte en un buen negocio


La tormenta creativa puede barrerlo todo. En ocasiones, el emprendedor apasionado con su proyecto puede perder la objetividad. Las grandes ocurrencias, por sí solas, no son suficientes y conviene una dosis de realismo para ‘aterrizar’ tanta fuerza imaginativa.

Para muchos, resulta suficiente con una gran idea. Pero no basta con el motor de una grandiosa ocurrencia para sacar adelante un proyecto. La pasión es un elemento capital para convertir lo que amas –tu idea– en negocio, pero en demasiadas ocasiones los emprendedores son tan apasionados de sus ideas que pierden la objetividad. A veces, un poco de realismo, mezclado con conocimientos del sector, formación, cierta experiencia, e información pueden determinar el potencial verdadero de tu proyecto.
Consistencia: Cuando tengas un proyecto y creas que éste cambiará el mundo, piensa si puede situarse en un nicho de mercado consistente y bien definido, que resuelve un problema para el que nadie antes que tú ha visto la solución. Analiza la demanda que puede haber de ese producto en el mercado. Debes estar seguro de que tu iniciativa ayuda a cubrir una necesidad.
Se trata de resolver problemas: Si tienes una idea, estudia el mercado y trata detectar necesidades que se produzcan en éste. Es necesario que entiendas el mercado que has escogido, y para ello has de hablar con expertos, usuarios y clientes. Tú debes convertirte también en un experto. Comprueba que cuentas con los recursos necesarios para llevar el producto desde la mesa de diseño hasta el consumidor. Has de pregutarte si tienes suficiente perseverancia, conocimiento, contactos, capital y otras virtudes necesarias para llevar tu idea de la fase de diseño hasta la entrega.
Qué aportas: Piensa en tu iniciativa en términos de producto y servicio; de beneficio para los clientes. Debes analizar la personalidad de tu compañía y los mensajes y las promesas que estás haciendo al público.
Tendencias: Puede ser que la gran ocurrencia que has tenido responda a una tendencia del mercado, que tiene que ver a su vez con una evolución o con nuevos hábitos, preferencias o gustos del público. Y éste reacciona a cambios en el estilo de vida, los valores, la demografía o cualquier otro fenómeno. Las tendencias terminan por crear o expandir los nichos de mercado.
Estilos de vida: Precisamente los cambios en el estilo de vida son un tipo de tendencias que funcionan muy bien en amplios segmentos del público. Y resultan ser mucho más permanentes que las propias tendencias. Así, Starbucks supo aprovechar en su momento una transformación en el estilo de vida al entender que sus establecimientos dedicados al café no sólo reemplazarían a los bares, sino que transformarían los hábitos de reunión de millones de usuarios en todo el mundo.
Centra el foco: En los primeros estadios de la actividad emprendedora, el creador de empresas atraviesa por una verdadera borrachera de ideas. Tienes un montón de proyectos y estás ansioso por probarlo todo. Pero debes centrarte si quieres construir tu propia credibilidad. Resulta imposible que seas bueno (o el mejor) en varias cosas diferentes. Enfócate hacia aquello en lo que eres realmente bueno. Tu credibilidad aumenta a medida que aumenta tu experiencia en tu sector. Debes ser el mejor en aquello que te apasiona. Por ello, busca gente que se apasione con los objetivos que tiene la compañía. Es interesante contar con profesionales que tengan experiencia laboral anterior que sea relevante para lo que estás haciendo.
Relaciones: Crear una relación sólida con tus clientes en las fases iniciales de tu actividad emprendedora resulta fundamental para crear esa credibilidad que necesitas.
Efectividad: Una magnífica idea puede ser un negocio ruinoso, y una muy corriente puede resultar una empresa magnífica. Interesa ver cómo el emprendedor es capaz de resolver una demanda que el mercado está dispuesto a pagar.
Modelo de negocio: La clave no es la idea, sino el modelo de negocio. No pasa nada por equivocarse, pero hay que dedicarle mucho tiempo. Puede haber muchas ocurrencias, pero lo importante es ejecutarlas. Esto tiene que ver con el conocimiento de un determinado sector.
Encuentra un gran mercado: Tu iniciativa debería tener el potencial suficiente para transformarse en una gran compañía. Trata de encontrar un espacio que tenga pocos competidores. La mayoría de negocios ha de tener la capacidad de internacionalizarse, y conviene fijarse en la experiencia de un emprendedor para moverse con facilidad en un entorno internacional.
Viabilidad del producto: Resulta determinante saber si tiene potencial para generar beneficios.
El equipo marca la diferencia: Si quieres crecer tienes que apoyarte en tus colaboradores y entender que no puedes hacerlo todo. Aprende a delegar y no te obsesiones con la posibilidad de que tu gente pueda cometer errores.
Capacidad de ejecución: No olvides que los inversores exigen al creador de empresas que busca financiación que tenga un equipo potente capaz de ejecutar el proyecto.
Fuente: RRHH Press

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